demostración
Las 3 trampas que sabotean nuestro camino al amor y cómo evitarlas
La trampa de la idealización: cuando confundimos amor con fantasía
Una de las ideas más peligrosas y dañinas que nos han vendido es la del amor romántico.
Pero, atención, no porque el amor esencial carezca de romanticismo, sino porque la idea de amor romántico que hemos aprendido es una versión distorsionada del amor esencial.
En el Modelo del Amor con Otros Ojos, llamamos amor esencial a lo que comúnmente se denomina amor verdadero, por un motivo fundamental: el amor no es ni verdadero ni falso, simplemente es.
Habernos perdido de vista esta verdad simple pero profunda es, precisamente, el origen de las tres trampas del amor.
La idealización nos lleva a construir expectativas irreales sobre la pareja y la relación. Y lo que hemos conocido como amor romántico está profundamente ligado a esta trampa maestra, que suele ser también la raíz de muchos desastres en nuestras relaciones.
El amor romántico, tal como lo hemos aprendido, nos seduce con sus promesas de ensueño. Entonces nos ilusionamos, suspiramos, y creemos que todo será perfecto y eterno; que la relación será color de rosa y que la vida, simplemente, se volverá mágica.
Pero tarde o temprano, llega el momento en que nos damos cuenta de que esa “magia” …no dura. A pesar de que nos prometió que “viviríamos felices para siempre”.
Las ilusiones que habíamos alimentado se derrumban como un castillo de arena en la playa. Nos sentimos engañados, frustrados y vacíos. Y luego nos preguntamos: ¿qué es el amor realmente?
Así funciona la trampa de la idealización. Creemos que hallaremos el amor esencial, pero, en realidad, nos arrastra a la confusión de un amor efímero, uno que se escurre como agua entre los dedos sin que logremos entender por qué.
¿No resulta paradójico?
Sin lugar a dudas. Porque, como ya vimos, cargamos con creencias ambivalentes sobre el amor que nublan nuestro discernimiento.
Recuerdo bien a una chica que asistió a uno de mis talleres. Llegó con cierto temor debido a que no estaba acostumbrada a estos espacios del alma. Se animó a ir porque nos habíamos conocido tiempo atrás en un grupo profesional y, cuando atravesó una ruptura que la sumió en una depresión, decidió buscarme. Había trabajado en su amor propio, pero sentía que algo seguía faltando.
Durante el taller, tuvo una revelación: detrás de esa ruptura —y de otras que había vivido— se escondían creencias profundas que no lograba identificar. Días después, me contactó para seguir explorando.
Cuando iniciamos su proceso de mentoría, salieron a la luz la película que tenía en su mente y las creencias del amor que sostenía. Después de la primera cita con cada hombre, ya se imaginaba en el altar, vestida de blanco, casándose con él. No permitía que la relación fluyera, no se daba el tiempo de conocerlos y, sin darse cuenta, terminaba por asfixiarlos con sus expectativas.
Por supuesto, ¡los había idealizado!
Identificamos varias creencias equivocadas sobre el amor, comenzando por la idea del amor romántico. De acuerdo con el guion que tenía en su mente, cada vez que salía a una cita se convencía de haber encontrado al “hombre indicado”. Se imaginaba que él la tomaría en sus brazos, le propondría matrimonio y vivirían felices para siempre. Había repetido la misma historia varias veces, pero no sabía cómo evitarlo.
Su camino de transformación para dejar atrás la idealización y ver el amor con otros ojos comenzaría por desmitificar la idea del amor romántico que había heredado, para luego desmontar las demás creencias erróneas sobre el amor que sostenía.
Sin embargo, descubrimos otros dos aspectos fundamentales en los que tenía que trabajar para abrirse al amor y atraer una relación verdaderamente diferente: un par de lecciones pendientes en su potencial humano y el despliegue de su energía femenina.
Su Mapa Estructural del Amor le permitió ver con absoluta claridad por qué sus relaciones no habían durado. Comprendió por qué atraía hombres que no se comprometían, aunque ella quería una relación estable. Y ahí estaba la paradoja: en su imaginación, ellos se casaban con ella; en la vida real, desaparecían sin dejar rastro.
No era la única.
¿Adivina por qué lo sé?
No solo por todas las historias que he visto y por todo lo que investigué sobre el amor, sino por ¡mi propia experiencia!
Yo idealicé a mi primer esposo; creí que era el “príncipe azul” de los cuentos de hadas que venía por mí y le atribuí cualidades que no tenía. Mi visión del amor romántico me llevó a construir la imagen de un matrimonio maravilloso que, en realidad, no existió, y por ello terminé pagando todos los precios posibles.
Pero ya sabes que nada es al azar, vivimos en un universo de causa y efecto.
Las creencias que sostenemos moldean nuestra realidad, aunque a veces nos cueste aceptarlo, especialmente cuando el resultado no es lo que queríamos. Sin embargo, nos empoderamos cuando dejamos atrás el autoengaño y reconocemos que siempre tenemos la posibilidad de construir una nueva realidad, en sintonía con la fuerza de la vida.
Entonces comprendemos que el guion del amor romántico ha atraído las mismas experiencias una y otra vez, y lo seguirá haciendo hasta que decidamos romper el hechizo. El primer paso para hacerlo es tomar consciencia de los tres aspectos del Modelo que te voy a presentar en este libro.
Te quiero adelantar algo que fue muy revelador para mí en mi propio proceso: cuando la energía femenina está desdibujada o en desequilibrio, es común que nos lleve a idealizar. Por eso, uno de los tres aspectos del Modelo El Amor Con Otros Ojos es la unidad interior entre la polaridad femenina y la masculina. De ella hablaremos en la tercera parte de este libro.
Ahora, ¿Qué te parece si exploramos un poco más cómo funciona la idealización, para que cuentes con nuevos recursos que te ayuden a liberarte de ese hechizo?